jueves, 21 de julio de 2011

4 minutos o casi 2 horas... Quién sabe.

Bueno. Cuando dispuse de poner el botón "Nuevo", ahí siento de nuevo la trasformación.

Anoche me pasó algo extraño.

Llego a mi casa. Siento tu olor antes de abrir la puerta (osea) ya me estaba cayendo bien la madrugada.
Entro. Luz de gotas. Las paredes tocan música.
Ampliación de pupilas buscandote entre tanta abrumadora alegría.
Y tu imagen fue el pasaje a eso. Eso que recién hoy entiendo lo que pasó anoche...

Te acercaste y empezar a describir la secuencia de lo irreal me hace dudar si en realidad sucedió.
Solo intacto el recuerdo del olor. Del calor. De la humedad.
Sensación de presión mezclada con libertad.
Conjunto de lo salvaje con lo suave, de lo sutil con lo explícito.

Todo era suma y resta. Todo equilibraba.
Todo era perfecto.
Tu voz me tocaba.
Tus manos quemaban.
Tu piel era gloria.

Temí por mi, por vos, por nosotros.
Temí morir, sentí por momentos mareos, entendí que los viajes causan ese tipo de efectos.
Entendí todo.
Sos tan vos y yo. Sos tan nosotros. Somos todos juntos. Sos todo lo que soy yo.
Sos El.

Vuelvo a capital, a mi escritorio, a la compu.
Pero parte de mi quedó anoche en esa habitación.
Quedó en tus brazos y se fue de mi.

Siento un inmenso amor.
Siento esa paz que tenía ganas y la conseguí.
Anoche me salió solo una palabra, amor.
Hoy entiendo que lo que amor siginica.